En las puertas del Sahara

A las seis de la mañana sonó el despertador, pero con las ganas de ir que teníamos ya estábamos los dos despiertos desde hacía rato, agarramos nuestras mochilas y salimos al punto de reunión. Luego de un poco de desorganización nos subimos a una van en la cual ya habían otras personas y comenzamos el viaje, destino: Desierto…

Tras varias horas de viaje, y que la policía nos parara dos veces, entramos en la zona del Alto Atlas , la cordillera más alta del norte de África, a medida que pasaban los kilometros las montañas se iban transformando en desierto, una fusión de la naturaleza pocas veces vista.

Llegamos al primer destino; Ouarzazate, en donde nos llamó mucho la atención la apariencia de la gente, parecían salidos de películas, por ejemplo los hombres tenían la barba y el pelo muy largo y desprolijo, después nos enteramos de que es el principal lugar donde se filman las películas medievales e históricas del mundo, entonces la gente se deja el look para aparecer de extra en las películas… (dato anecdótico sin mucha importancia, jeje).

Visitamos la Kasbah de Taurorirt (el lugar también es famoso por ser el escenario de Gladiador, seguimos tirando datos cinematográficos…). Una kasbah es una especie de fuerte que en la antigüedad los pueblos usaban para defenderse, básicamente están hechas de tierra y paja, la temperatura era aproximadamente de 40 grados, pero al ser un clima totalmente seco, no se hacía insoportable, igualmente aconsejamos no ir en pleno Agosto.

Despues de un almuerzo bastante malo (el guía te lleva al restaurante que tiene comisión, te cobran una barbaridad y te dan básicamente cuscús con patatas y zanahoria) seguimos viaje.

Luego de otras horitas más en la carretera y ver solo desierto, desierto y más desierto apareció como por arte de magia un refrescante (para la vista) Oasis, fue algo inesperado, eran kilómetros y kilómetros de palmeras, mucha vegetación y arroyos, creíamos que solo en las películas existían estas cosas!!!

Ya empezaba a atardecer y llegamos a Zagora nuestro último destino antes del desierto, una ciudad al borde del sahara y a pocos kilómetros de Algeria, nos estaban esperando camellos que iban a ser guiados por cuatro Bereberes, hasta donde sabemos los Bereber (bárbaro en “Romano”) era el pueblo que habitaba el norte de Africa antes de que lleguen los árabes, por lo tanto estos “guías” seguramente se hacían llamar Bereber para dejar contentos a los turistas idiotas, para que luego estos después cuenten que estuvieron con la “gente del desierto”, jejeje… igualmente nosotros nos hacemos cargo y admitimos que entramos en el grupo de “turistas idiotas”, porque quedamos super contentos con el teatro!!!!!! Ojo estos 4 señores eran unos personajes que parecían salidos de una película…mmm, ahora que lo pensamos seguramente eran extras…

Cada uno montado en su camello, comienza la travesía!!… a la hora ya casi no había sol, la temperatura era perfecta pero estábamos un poco decepcionados porque no era el desierto que nos imaginábamos, todavía había un par de casas (precarias) y alguna que otra calle, pero todavía teníamos esperanzas…

El tiempo pasaba, la noche ya había caído, no había una sola nube, la oscuridad era casi total, ya se veían muchas estrellas, no se veía indicios de civilización cercana, se podía sentir las pisadas de los camellos subiendo las dunas, muchas cosas y todas buenaaaaas!!!!! la alegría del grupo era total.

Luego de un laaargo viaje llegamos al campamento, nos metimos todos en una de las ¨tiendas Bereber¨ donde nos iban a agasajar con una rica cena… bueno tan rica se puede decir que no era… ya que de vuelta era Cuscús con patata y zanahoria… la comida sana era… pero bueno… además siempre le faltaba sal… pero nada, todo maravilloso!!!

Al finalizar la cena salimos a tomar un poco de aire y vimos el cielo mas estrellado que alguna vez pudieramos haber visto, impactante… como bien dijo una compañera de viaje ¨Its White with black dots¨ (es blanco con puntitos negros). Luego de quedarnos super colgados mirando las estrellas, los Bereber estaban preparando una fogata y empezó la fiesta, comenzaron con cánticos y danzas típicas de ellos… hay que solo imaginar lo que sentíamos nosotros en ese momento, mirábamos la fogata, luego las estrellas, la danza, la canción… es inexplicable la felicidad que teníamos, estábamos transportados a cientos de años atrás cuando se hacían esas caravanas transaharianas de días y días por el desierto… (como se darán cuenta nosotros nos transportarnos muuuy fácil).

A medida que iba pasando el tiempo, los “actores” comenzaban a repetir canciones y la temperatura iba bajando, poco a poco nos íbamos yendo a dormir, eramos 10 adentro de la tienda, pero como son muy amplias sobraba espacio y todo.

A la madrugada a Flor le dieron ganas de ir al baño y despertó a Facu, al salir de la tienda había un silencio extremo… nos quedamos impresionados del panorama, no había viento, animales, árboles, nada que pudiera generar algún sonido, un silencio que solo se puede lograr en el desierto , el cielo… para que decir… el mejor que uno puede ver, terriblemente estrellado, vimos como 5 estrellas fugaces en solo unos minutos… ¿¿Estábamos soñando?? Esto hizo que la ida al baño durara como media hora ya que nos tiramos en la arena a contemplar las estrellas.

A eso de las 6 de la mañana, nos despertamos para ver el amanecer, estaba fresquito pero bien… al ratito se empezaron a ver y sentir los primeros rayos del sol… amanecer en el desierto... experiencia única que jamás olvidaremos.

Luego de un breve desayuno, con un infaltable té Marroquí de menta emprendimos la vuelta a Marrakech.

Al llegar a la ciudad, nuestros cuerpos estaban ahí, pero nuestra cabeza seguía en el desierto...